Venezuela Estado fallido: Impacto de las Redes sociales & Mass media
La crisis de Venezuela cruzó nuevas fronteras
luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dictara
un fallo con el que asume las
funciones de la Asamblea Nacional (Parlamento), de mayoría opositora, en una
decisión calificada por los líderes opositores como un "golpe de
Estado"
Pugna de poderes
El choque de poderes es constante desde enero del
año pasado, cuando la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD)
tomó el control del Poder Legislativo tras 17 años de hegemonía chavista. El
TSJ, acusado por la oposición de servir al presidente Nicolás
Maduro ,
declaró en desacato a la cámara y anuló todas sus decisiones, por haber
juramentado a tres diputados acusados de fraude electoral.
Criminalidad y derechos humanos
Agobiado por la crisis económica y política, Venezuela también sufre
por la violencia en las calles. Unas 28.000 muertes violentas se registraron en
el país en 2016 (91,8 por cada 100.000 habitantes), una tasa diez veces mayor a
la media mundial, según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). A la
vez, se multiplican las denuncias de violaciones de los derechos humanos por
parte de la fuerza pública, como ajusticiamientos y allanamientos ilegales.
El apagón informativo que ha afectado en
los últimos días la cobertura de las protestas en Venezuela está teniendo un
efecto cascada hacia las redes sociales, a tal punto que se han transformado
para algunos en el sustituto circunstancial de los medios de comunicación
locales, especialmente la televisión. El mecanismo de
búsqueda de noticias sobre las manifestaciones ha cambiado en menos de una
semana y ahora está apareciendo un sector consumidor de noticias, que además de
observador, se está convirtiendo en repetidor y productor de información, en
muchos casos no verificada.
La actualización de perfiles en Facebook, en
blogs y el tuiteo y retuiteo de lo que aparentemente ocurre, está generando un modelo
que está lejos de ser información balanceada. Esta situación a veces anárquica
de datos fragmentados, y muchas veces en tiempo real, está creando una nueva
dinámica en la forma en que un sector del país se está enterando de lo que
ocurre.
Conductor radiofónico en Circuito Éxitos
Según el periodista venezolano Luis Carlos Díaz, experto en redes sociales y activismo en la red, los llamados medios sociales de ninguna forma están suplantando a los tradicionales.
Conductor radiofónico en Circuito Éxitos
Según el periodista venezolano Luis Carlos Díaz, experto en redes sociales y activismo en la red, los llamados medios sociales de ninguna forma están suplantando a los tradicionales.
"En un momento
como este, las redes sociales no satisfacen el hambre informativa. Esto es como
que estemos a dieta y las redes son snacks. Este blackout informativo
sobre la televisión tiene unos efectos sociales que están claros y que además
el gobierno esperaba. Aquí se acabó la sensación de que las cosas están
ocurriendo al momento. No hay un ritual de consumo alrededor de un medio masivo
como la tele que le permita a muchas personas experimentar a distancia que
están siendo parte de algo o que están viendo algo que ocurre". Pero para
Díaz lo peor no es eso, sino la ilusión de que todos los venezolanos están
satisfaciendo su necesidad de información en las redes.
"Élite
hiperinformada"
"Las redes sirven para que sólo una élite hiperinformada
-y no élite en el mal sentido- pueda acceder a información y producirla. Las
redes se constituyen en una sala de redacción en vivo donde hay que contrastar
la noticia, matizarla, buscar otras fuentes... y qué pasa, que hay muchos
errores, información falsa, novatadas, es un proceso muy artesanal de
producción informativa que empobrece", asegura. Marcelino Bisbal, director
de postgrado de la escuela de comunicación social de la Universidad Católica
Andrés Bello, indicó al diario El Universal en Caracas que "las redes
sociales son un mecanismo de flujo de información que es usable en estas ocasiones,
pero hay que hacerlo con informantes confiables".
En efecto, en estos días algunos usuarios están colgando
fotos, videos, datos de las protestas que son falsos, que reseñan protestas y
concentraciones del pasado, información sin confirmar e incluso fotos y videos
de manifestaciones que han ocurrido en otros países. El impacto en la
desinformación pareciera evidente, una especie de efecto espejismo. Sin
embargo, hay aspectos donde se salva el papel de las redes sociales.
En el caso de los disturbios en Caracas, fueron una
herramienta para ofrecer pistas sobre quiénes podrían estar detrás la muerte de
una de las tres víctimas de las protestas del 12 de febrero, entre las que se incluye el líder
de un colectivo chavista.
El impacto
económico y político de las redes sociales estará en el vórtice de los debates
de la convención Venezuela Digital-2017, que comienza hoy en el teatro Teresa
Carreño y la Universidad Experimental de las Artes, de esta capital. Hasta el
próximo viernes, en el encuentro convocado por el Ministerio de Comunicación e
Información, investigadores nacionales e internacionales presentarán ponencias
y participarán en foros y talleres a los cuales pueden asistir estudiantes,
profesionales, comunicadores y público en general.
Durante las tres jornadas también se impartirán conferencias acerca de materias como posicionamiento web, Big Data, producción transmedia y crossmedia, mensajería instantánea y avances en materia de código QR, según una nota divulgada por el Ministerio de Comunicación e Información.
Este encuentro pedagógico y teórico es muy importante por los grandes desafíos que imponen las redes sociales en el fenómeno comunicacional digital, sobre todo en la confrontación de ideologías políticas, aseguró el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas. Venezuela Digital-2017 puede indicar el camino para ayudar a que el pueblo conozca mejor las posibilidades y los timos posibles en las redes sociales, para enfrentar la guerra económica y mediática de la derecha contra la Revolución Bolivariana, comentó Villegas durante el programa dominical José Vicente Hoy, de Televen.
Durante las tres jornadas también se impartirán conferencias acerca de materias como posicionamiento web, Big Data, producción transmedia y crossmedia, mensajería instantánea y avances en materia de código QR, según una nota divulgada por el Ministerio de Comunicación e Información.
Este encuentro pedagógico y teórico es muy importante por los grandes desafíos que imponen las redes sociales en el fenómeno comunicacional digital, sobre todo en la confrontación de ideologías políticas, aseguró el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas. Venezuela Digital-2017 puede indicar el camino para ayudar a que el pueblo conozca mejor las posibilidades y los timos posibles en las redes sociales, para enfrentar la guerra económica y mediática de la derecha contra la Revolución Bolivariana, comentó Villegas durante el programa dominical José Vicente Hoy, de Televen.
¿Cuáles medios de comunicación?
A pesar de la supuesta necesidad de paz, Maduro comienza
criticando a los medios de comunicación, diciendo que han “distorsionado la
realidad de [su] país y los hechos relacionados con los acontecimientos”.
¿Cuáles medios de comunicación Sr. Maduro? En Venezuela no hay medios de
comunicación independientes más allá de los blogs y redes sociales, usados por
los ciudadanos de a pie para difundir lo que están viviendo. El chavismo ha
llevado a cabo un agresivo esfuerzo para eliminar e intimidar a cualquier medio
de comunicación que haya mostrado intención alguna de criticar al régimen.
Lo que tenemos es una amplia gama de periódicos y estaciones
de radio y televisión que alaban al gobierno como si se tratase de una especie
de teocracia con poderes sobrenaturales―siempre tiene la razón, nunca se
equivoca. Los canales de televisión muestran programas de cocina y dibujos
animados mientras los oficiales de la Guardia Nacional matan a golpes y balazos
a los estudiantes, y reprimen violentamente a los ciudadanos en las calles. Los
pocos periódicos que nos quedan confrontan la represión por parte del gobierno:
se los cierra, se los calla, o se les obliga a cambiar su línea editorial. Los
que se rehúsan a rendirse tienen que lidiar con un nuevo tipo de censura: se
les niega el permiso a adquirir moneda extranjera, y, por lo tanto, ¡no pueden
importar papel para imprimir! Venezuela no ocupa el lugar 117 en el Índice Mundial de Libertad de
Prensa porque no se lo merezca.
Maduro
deja de lado el hecho de que él insulta públicamente a cualquiera que no esté de acuerdo con él, usando los
medios de comunicación estatales, financiados con nuestros propios impuestos,
para difamar y espetar insultos homofóbicos a miembros de la oposición. ¿A esto
es lo que se refiere cuando dice que “hemos construido un movimiento
democrático participativo”? Este es el mismo hombre que califica de “fascista”,
sin conocimiento aparente sobre lo que la palabra realmente significa, a
cualquier persona que no esté de acuerdo con la llamada revolución de su
mentor.
Conclusiones
Ø El propósito de esta revolución no ha sido apoyar a la
gente en sus esfuerzos productivos como individuos independientes, sino más
bien crear sujetos dependientes del estado. Las personas que viven en la
pobreza ahora se inscriben en las “misiones“―programas de
bienestar social―del gobierno, y reciben una asignación mensual. Resaltar esto
es extremadamente importante; el gobierno ha querido hacer creer a todos que la
pobreza está mejorando porque la gente está recibiendo dinero, cuando el dinero
en Venezuela no hace sino perder valor a diario, y peor aún, es totalmente
inservible si no hay nada que comprar.
Ø Maduro habla con orgullo de cómo se están “controlando
a las empresas para asegurar que no especulen con los precios en detrimento de
los consumidores o acaparen productos”. Según él hay una “guerra económica”
liderada por empresas que prefieren no vender sus productos, y por lo tanto
perder dinero.
Ø Cualquiera que tenga sentido común y crea en los mercados
libres, entenderá lo ridículo que son estos planteamientos. Los negocios son
negocios, y los empresarios no van a sacrificar ganancias por ideologías
políticas. Ese discurso revolucionario romántico puede haber funcionado en el
pasado, pero en el siglo XXI la gente simplemente no se lo cree.
Bibliografía
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